Vizcarra y compañía de espaldas a la microempresa
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La estrategia sanitaria claramente ha fracasado, el Perú está entre los principales países del mundo afectados por el Covid-19, muy por encima en el ranking respecto a naciones con mayor población; la cantidad de fallecidos debe ser alrededor de 4 a 5 veces más de las que el Gobierno reconoce, es decir debe superar holgadamente las 30 mil fatalidades.
La gestión, desentendida de la realidad, de Zamora al frente del Minsa, pero también la de Molinelli, al mando de EsSalud, resumen todo lo que no hay que hacer. Hoy estamos más cerca de una “inmunidad de rebaño” que de un control inteligente de la pandemia. El cese del aislamiento social llega debido a que los ciudadanos han levantado prácticamente esta cuarentena de facto y no por las decisiones que enuncia Palacio de Gobierno.
Al drama de la salud pública se suma el hecho de que se ha afectado -con un cuasi arresto domiciliario- a las mayorías productoras a nivel nacional, conculcándoles la posibilidad de trabajar y generar ingresos. El impacto en el PBI será de 15 o más puntos porcentuales negativos y el desempleo pasará a ser el principal problema, seguramente con 4 o 5 millones de nuevos desocupados en territorio patrio. Sobre este aspecto socio-laboral la improvisación de Vizcarra y su gobierno es igual o más clamorosa que respecto al tema de la salud pública.
En esta dimensión económica el principal problema y punto neurálgico ha sido olvidar a las mipymes, que generan la mayor cantidad de empleo, las cuales no han podido acceder a las bondades del famoso programa “REACTIVA PERÚ”; esto por diversas razones, que bien valdrían la pena anotar:
-Este programa estuvo pensado previamente en la gran empresa, por eso existió un esquema alternativo “FAE Mype”, pero con fondos ultra limitados, más para aparentar que algo se hacía que otra cosa. En principio diríamos que existió un direccionamiento conceptual a la voluntad de sostener la iniciativa empresarial en el Perú fijada únicamente en un sector de la gran empresa.
-Si bien el BCR al inicio planteó una suma de 30 mil millones -que luego duplicó- de garantía a los bancos para la colocación de los préstamos de Reactiva, luego la gente del MEF cedió en el porcentaje de la garantía, que ya no fue del 100%, sino del 98% para la pequeña empresa. Grueso error. Las mypes no pueden soportar una garantía de 2%, en este contexto de parálisis total aun peor. Este requisito prácticamente las anulaba de este esfuerzo estatal y dejó la pista libre – pienso yo intencionalmente- básicamente a empresas bastante grandes, varias de ellas amigas del Gobierno.
-Se solicitaron una serie de requisitos como estar al día en sus tributos hasta febrero, las mypes cobran luego de 90 días, usualmente están retrasadas en sus pagos, con lo cual el burocratismo y el desconocimiento de la realidad pusieron una barrera adicional. La iniciativa empresarial mayoritaria es informal o semiinformal, por lo tanto exigir requisitos mínimos muy altos las anula.
Corregir este enfoque es urgente, acometer la agenda social de la microempresa en el Perú es clave, esto debe ser un instrumento para evitar el derrumbe de las clases medias en el Perú y luchar efectivamente contra la pobreza.