Ten en cuenta los siguientes consejos para mejorar tu “huella profesional”
A fin de favorecer tu recolocación laboral
Durante los procesos de recolocación laboral se observa con frecuencia, que los participantes continúan hablando de la empresa en la que estuvieron hasta hace poco tiempo atrás, como si aún permanecieran en ella, señala la consultora asociada de LHH DBM Perú, Jimena Díaz.
“Todavía se sienten integrantes de aquella comunidad porque crecieron allí profesionalmente y generaron sentido de compromiso, evidenciando que el vínculo no termina con la finalización del contrato laboral, por el contrario, la relación permanece de forma tácita imprimiendo en los mensajes que emite el candidato y en su forma de vida”, explica.
Para la especialista, las empresas en las que nos desenvolvemos tienen la capacidad de generar un impacto en la emocionalidad humana, que se manifiesta en nuestra forma de ser, comunicar y actuar.
“La misión, visión y valores de las empresas se viven y absorben, e inconscientemente se transmiten. Los colaboradores adoptan los gestos de la empresa”, resalta.
Asimismo, señala que cada participación a recolocación laboral trae consigo la huella de las organizaciones, de las culturas por donde ha pasado.
Estas se pueden traducir en su evolución profesional mediante el CV y en algunos otros elementos de marca personal (estilos de liderazgo y estilos de comunicación).
“Es necesario cultivar y hacer notar que no solo las habilidades están alineadas a un proyecto de empleabilidad, sino que la actitud y la experiencia también son relevantes”, refiere.
Practicar procesos de auto reflexión
En ese sentido recomienda a los participantes en la recolocación laboral, practicar procesos de auto reflexión para verificar si las huellas de las experiencias en anteriores empresas favorecen o aportan a la posición pretendida ahora.
Asimismo advierte que debe corregirse o mejorarse el mensaje de las capacidades y habilidades adquiridas a lo largo de la carrera profesional.
Sin ello, no habría posibilidad de fortalecer una actitud de nivel profesional, que pueda hacer la fina diferencia en un proceso de selección para un puesto de trabajo o en la presentación de un producto o servicio de negocio propio o emprendimiento.
“Si bien para cultivar la actitud no se tiene una receta, se necesita de auto reflexión constante para corregirla o mejorarla, no solamente ante procesos de recolocación u oportunidades de exposición, sino para alinearnos con nosotros mismos, con nuestros principios y nuestros valores; es decir, lograr consistencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que mostramos con nuestro comportamiento”, puntualiza.