Félix y Aurelio Inga: los artesanos que luchan por preservar el arte ceramista
La historia de los ceramistas Félix y Aurelio Inga de La Encantada de Chulucanas (Piura) se inició a sus 13 años ayudando en su taller de trabajo a su primo Max Inga, un reconocido artista de la zona que plasmaba costumbres y animales de la zona en la cerámica. “Recuerdo que mi mochila del colegio la compré con lo primero que gané por mi trabajo”, cuenta Félix Inga, quien logró mantener el negocio y el legado familiar todos estos años con ingenio.
Siendo hijos de campesinos, Félix y Aurelio sentían que debían buscar oportunidades en la capital para generar más recursos y emprender por su cuenta. “Mis padres vendieron un toro por S/540 y yo reuní S/400 de mi trabajo en Lima. Lo invertí en comprar mercancía de otros artesanos de la zona”, recuerda Félix, que aprovechaba la llegada de extranjeros en tours turísticos para venderla. “Gané cinco soles por cada cerámica, así inició mi ambición”, añade Félix.
El negocio de Félix empezó a crecer y las artesanías pasaron de ocupar dos andamios a llenar toda la sala de la casa. “Un día llega a nuestra casa la señora Doris Juárez de Caja Piura para comprar varios bodegones y cerámica. Recuerdo que lo ganado lo usé para adquirir un terrenito, por eso le tengo tanto agradecimiento a la Caja, porque me hice cliente para construir mi casita consiguiendo créditos para poner las puertas, luego las ventanas y los cuartitos”, cuenta Félix.
“Caja Piura es una entidad responsable que busca mejorar la vida de las personas, impulsar el emprendimiento a través de créditos de acuerdo a sus necesidades y asesoría en educación financiera”, sostuvo Marianela Albirena, jefe de marketing de Caja Piura.
Aurelio Inga agrega que Caja Piura hizo posible continuar la tradición familiar porque con ayuda de los préstamos que obtuvo como cliente de la microfinanciera pudo adquirir materiales y hacer crecer su negocio. “Nos ayudan a ser más competitivos y nos animan a no abandonar nuestro sueño”, resalta.
Los talleres de Félix y Aurelio son paradas obligatorias para los visitantes de La Encantada. “El 60% de la mercadería que exponemos es producción propia. El resto es de artesanos que aún no tienen capacidad para tener una tiendita en La Encantada y deben ir hasta Catacaos para vender”, explica Félix orgulloso de cómo la cerámica impulsa el turismo en la zona.
La cerámica es más que un trabajo, es un hobby y cada día aprendo de ella, dice Félix Inga. “La recompensa no está en el dinero, sino en el legado que dejamos a los niños y estudiantes que nos visitan porque conociendo nuestra tradición aprenden a valorarla”, detalla.
Caja Piura se interesa por promover el arte y la cultura para generar un impacto positivo en la comunidad. “Nos interesa darle la oportunidad a más personas como los hermanos Inga de preservar sus tradiciones y fomentar así el turismo en nuestro país”, finaliza Marianela Albirena.