Ciudades inteligentes: un potencial ilimitado
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El beneficio principal de una ciudad inteligente es que hace posible una recolección masiva de datos en un contexto urbano.Y una ciudad inteligente, por tanto, permite decisiones inteligentes. Por ejemplo, imaginemos que un ingeniero se encuentra trabajando en el diseño para mejorar la calidad del aire de una ciudad inteligente. Históricamente, obtener, procesar y recolectar grandes cantidades de información sobre la calidad del aire fue (y se mantiene) una barrera tecnológica y económica muy difícil de superar.
En este contexto, el camino hacia el objetivo de tomar decisiones (a nivel distrital, municipal, regional etc.) basadas en muchísima información y datos, incluiría el poder medir la calidad del aire en cada cuadra, o en cualquier cuadra al azar. El poder tener este nivel y cantidad de información permitiría tomar mejores decisiones y lograr mayores beneficios para la ciudad.
Otros ejemplos que pueden ser supervisados y registrados dentro del diseño de una ciudad inteligente son: el uso de los servicios (luz, agua, gas, teléfono), el número de personas que caminan por un determinado lugar, control del tráfico, entre otros.
En la actualidad, existen sensores que se han vuelto muy baratos (históricamente eran una imposibilidad logística) y pueden recolectar enormes cantidades de información sobre el día a día de la vida en una ciudad. La esperanza es que esta información derivaría en un mejor (y más informado) planeamiento de las ciudades.
Por otro lado, existe un concepto llamado “the internet of things (IOT)”, en español es el internet de las cosas, que es un concepto bastante simple.
La idea es que existen muchas cosas en las casas que podrían ser mas beneficiosas si fueran un poco más inteligentes. Por ejemplo: una máquina de hacer café que estuviera conectada a mi alarma, de tal manera que el café se encuentre listo al momento de levantarme. En la actualidad le podemos poner un temporizador a la máquina de hacer café, pero no podemos hacer que esta maquina se comunique con las otras máquinas que se encuentran en la casa.
Lo interesante es que este concepto no se limita a las máquinas de café y a los relojes con alarma que nos despiertan. La idea es que todos los aparatos de las casas trabajen juntos, se mantengan coordinados unos con otros a través del wi-fi, para automatizar algunas tareas y de esta manera beneficiar a las personas.
Si trasladamos este concepto del internet de las cosas a las ciudades inteligentes, rápidamente podremos apreciar un potencial de beneficios que no tiene límites.
Las ciudades inteligentes son centros poblados que envían data producida y transmitida por el internet de las cosas, a través de asociaciones del sector público y privado, para resolver problemas reales.
Algunos ejemplos incluyen: reducir el consumo de energía, reducir el tráfico en las pistas, reducir las emisiones de CO2, mejoras para el ambiente, infraestructura, servicios, etc. Entre los beneficios para sus habitantes se encuentran mejoras de largo plazo para la salud, la calidad de vida, entre otros.
* Consultor ambiental