El ejecutivo novel

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En las próximas semanas, como todos los meses de julio y diciembre, tendremos nuevos egresados en las universidades que pasaran a ser parte de la PEA (población económicamente activa). En algunos casos pasarán de practicantes a empleados, otros que ya son empleados a posiciones de supervisión y comenzaran a implementar los planes de negocios para el logro de los objetivos organizacionales.

Pero, ¿qué le podríamos recomendar a un nuevo profesional en esta etapa de su vida?, ¿cómo ha de enfrentar los diferentes dilemas que se le presentarán en su vida profesional? ¿Habrá un manual que les diga qué hacer? Si bien es cierto en la universidad los preparamos en temas de éticos y académicos, y nos preocupamos en formarlos como ciudadanos de bien, no los preparamos necesariamente para afrontar el primer día de trabajo y los días subsecuentes. Sin embargo, hay una gran diferencia entre el aula universitaria y la vida real.

Hace unos años conversé con un buen amigo de mi suegro, había sido gerente de una empresa aérea internacional y me comentó, lo que en su día le aconsejo su jefe al nombrarlo gerente. Esto le sirvió de guía en su vida laboral y con su consentimiento lo he retrasmitido a  los estudiantes que me han pedido consejo para iniciar “ese primer día de trabajo”.

Primero – le dijo – “debes de tener en cuenta que todo aquello que firmes muestra tu aceptación”. Por tanto, tómate el tiempo para leerlo despacio y pregunta todo lo que creas necesario. Que no te queden dudas, porque una vez visados ya son de tu entera responsabilidad. Es muy probable que el nuevo ejecutivo tenga diversas presiones del entorno, que requiere concesiones que no siempre son beneficiosos para la empresa, o de un jefe que a veces puede ser poco escrupuloso y quisiera responsabilizar a un tercero si algo sale mal. O del propio ego del ejecutivo, que queriendo impresionar tomando decisiones rápidas firma sin revisar el contenido. Se debe tener en cuenta que una firma implica responsabilidad y la aceptación de sus implicancias. No hay marcha atrás.

Un segundo punto que debes de tener en cuenta -prosiguió el ejecutivo- es que “cualquier acción que tomes proyectará la imagen de la empresa que representas”. Muchas veces las buenas acciones se tomarán como acciones personales y no habrá mayor beneficio para la empresa. Sin embargo, las malas acciones personales podrían convertirse en publicidad negativa que impactan en la reputación de la empresa. Por lo que fíjate qué haces, dónde lo haces y cómo lo haces. Recuerda que, por ejemplo, a la persona que se le pasaron los tragos en la reunión, no lo llamarán sólo por su nombre, sino que se referirán como el “ejecutivo de la empresa …” y la reputación de la empresa que representas se verá empañada. Podríamos sugerir que recuerdes la frase : “la mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo”.  Por lo tanto, debes de tener en cuenta que la imagen es tan importante en tu vida privada como en la pública.

Finalmente y no menos importante, “usa del sentido común”. Pregúntate antes de tomar una decisión: si fuera tu empresa, ¿harías las acciones que planeas hacer?, si tu respuesta es afirmativa, sigue adelante. Si no lo es, infórmate mejor. Muchas veces es mejor reconsiderar y/o posponer una decisión en búsqueda de mejor información, que una acción que puede dañar tu imagen personal y profesional.

Julio E. de la Puente de la Borda, MBA. Decano Facultad Administración y Negocios Universidad Privada Peruano Alemana – UPAL. MBA, Université du Québec à Montréal, Canadá. Magíster en Administración, Universidad de Pacífico, Perú. Máster en Investigación Avanzada en Administración y   Dirección de Empresas, U. Politécnica de Cataluña, España

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