La Falacia del Nirvana

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En más de una ocasión estimado lector, nos hemos preguntado cuál es el mejor camino por seguir para lograr nuestros objetivos personales y profesionales. El ejercicio mental nos supone establecer variables internas y externas para considerar escenarios y probabilidades de éxito. Dependiendo de la importancia del objetivo, este ejercicio mental nos puede tomar desde segundos hasta días o meses.

En un mundo digital, como el nuestro, donde cada vez hay más información y soluciones “a la mano” debemos de darnos un respiro para validar lo leído y es que todo nos parece lógico.

La falacia del Nirvana, también llamada la falacia de la solución perfecta, es la tendencia de suponer que existe una solución perfecta a un problema particular. Se trata de una dicotomía: blanco o negro, bueno o malo. No hay grises, no hay escenarios. Es o no es.

En épocas de campañas electoral es, como las que hemos vivido en el pasado y esperamos seguir viviendo en el futuro, nos encontraremos justamente con propuestas de solución de problemas públicos con soluciones aparentemente sencillas y lógicas. Por ejemplo, mencionar que la solución al caos del transporte urbano(1) radica en la formalización de ésta. ¿No suena lógico? La solución ya está dada, ¡hurra!. Pero, ¿cuán viable es formalizar el transporte urbano cuya informalidad, solo en taxis bordea el 38% en Lima?, ¿qué significa en términos de costos la formalización para los transportistas y cuál es el impacto en el precio de los pasajes?. Basta que una de las partes (en este caso los taxistas informales) no estén involucrado o no les convenga la propuesta, y que esta caiga en saco roto. De ese ejemplo se pueden desprender muchos más en el sector público y privado.

Más de un estratega recomienda tener opciones para elegir la mejor estrategia. Recomendaría no centrarnos en el blanco o negro del inicio del artículo, sino, en la escala de los grises donde le dé cabida a las variables más importantes para la decisión final (stakeholders, factores críticos de éxito, etc.). También es importante dedicarle el tiempo de investigación sin llegar al extremo de no tomar una decisión por buscar la perfección. Como dijera Robert Watson-Watt en su culto a las imperfecciones “dales la tercera mejor opción para seguir adelante; la segunda mejor opción llega demasiado tarde, la mejor nunca llega”(2).

El proceso de la toma de decisiones es como la paleta de un pintor, está llena de colores de diferentes tonalidades. El arte del estratega es saber combinarlas.

(1) Alonso Cardenas, Ideele Revista Nº 284 “los taxis ahogan la capital con casi 185 mil unidades, de los cuales casi 70 mil son informales. Según LCV, el 75.6 % de limeños se moviliza en transporte público el 25 % de la población gasta más de 2 horas al día en trasladarse a su destino”.

(2) L Brown (1999), Technical and Military Imperatives: A Radar History of World War 2, p. 64.

* Julio E. de la Puente, MBA. Decano Facultad Administración y Negocios. Universidad Privada Peruano Alemana – UPAL

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