La silla turca: Perú Visceral (Parte II)
Como dice Maya Angelou (1): “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará como la hiciste sentir”.
Es muy humano, que la gente busque sentirse bien. Naturalmente la gente quiere estar cómoda, quiere escuchar cosas bonitas, quiere escuchar cosas que le den paz (y que probablemente no lo saquen de su zona de confort). Mucha razón tenía Pocho Rospigliosi (2) con una frase clara y simple: “ eso es lo que le gusta a la gente”.
Desde la niñez, buscamos comprar y consumir fantasía. No escuchamos un cuento, nos sentimos como el príncipe triunfador o como la princesa heroína. Cuando somos adolescentes y vemos una película, nos encarnamos en el héroe y/o la valiente mujer que hizo prevalecer sus derechos. Ya mayores cuando compramos un bien o consumimos algo, buscamos además de la satisfacción, también estatus. La fantasía simplemente cambia de empaque.
Como veíamos la semana pasada en esta misma columna, una gran característica del empresariado es su empuje para sacar adelante sus ideas, pero también un deseo natural de que las cosas estén bien.
Hasta ahora lo que hemos visto del Gobierno es errático, confrontacional, de señales dispersas y mucha improvisación. El gran peligro de continuar con esta misma dinámica, es que las ganas y entusiasmo por parte del empresariado (el hecho de “poner lo suyo”) escuchando lo “que quieren escuchar”, no es eterno y tiene momentos finitos. No prolongados.
Ello se podría traducir, en esa misma visión del empresariado de sacar sus ideas a cualquier costo: el crecimiento de la informalidad (sacar a la gente de planilla, vender en “negro”, comprar sin facturas, etc.), la desinversión (o simplemente no formalizar las nuevas inversiones) y nuevamente retroceder el camino avanzado.
Los cambios en estos últimos días en el Gobierno, han sido (entre sumas y restas) positivos, pero cada uno desde su posición: los ministros con mayor visión (de lo que debe hacerse), el Congreso liderando con una oposición (que parece unida), los gremios buscando comunicación e influencia, los profesionales: debemos seguir presionando, exigiendo señales claras. Es decir ya sabemos que es un gobierno de izquierda (con un sesgo socialista), pero tiene que ser un gobierno que incentive la inversión, la estabilidad jurídica, porque finalmente “del cuero salen las correas” y de un empresariado con un escenario estable, que se sienta bien (de continuar con su negocio, de hacerlo crecer, de saber que tenemos mejor infraestructura, que sus productos llegan a más personas, mejor comunicados, etc.) tendremos un mejor futuro para todos.
(1) Escritora, poeta, cantante y activista estadounidense (1928 – 2014)
(2) Periodista deportivo y empresario en la década de los 80’ (1930 – 1988)