Menos fanfarria personal y más comunicación institucional
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La comunicación en las entidades públicas es fundamental para mantener una relación de confianza y transparencia con la ciudadanía. Sin embargo, a menudo vemos que se prioriza la imagen de los personajes públicos en lugar de las prioridades institucionales.
Al centrarse en las políticas y proyectos importantes para el bienestar de la sociedad, las instituciones públicas muy a menudo buscan mejorar la imagen de sus líderes y jefes de turno. Lamentablemente, se cae en el error de convertir el rol de los DirCom en una especie de pre campaña política, donde la imagen de los titulares de pliego es más importante que la eficacia y el impacto real de las políticas y acciones públicas en beneficio de la población.
Esta tendencia es especialmente preocupante en un momento en que la sociedad demanda cada vez más transparencia y responsabilidad en los organismos del sector estatal. Los ciudadanos de a pie esperan que las instituciones públicas trabajen en beneficio de la sociedad en su conjunto, no solo de sus líderes.
De esta manera, la comunicación debe siempre centrarse en las prioridades institucionales, en lugar de en los personajes públicos que por un turno las regentan. Los ministerios, los gobiernos regionales, las municipalidades, las oficinas descentralizadas, y todo organismo del Estado deben ser claros en cuanto a sus objetivos y estrategias, divulgando información clara y concisa sobre sus actividades y proyectos. Esto también significa la demostración de apertura y transparencia vinculada a su financiamiento y gestión de recursos.
Por supuesto, la imagen y el liderazgo de los personajes públicos son importantes, pero no deberían ser el enfoque principal de las direcciones y jefaturas de comunicación de una institución pública. Los líderes deben ser vistos como los representantes de la institución y deben trabajar en colaboración con sus equipos para alcanzar los objetivos gubernamentales. De esta manera, la comunicación no solo mejorará la imagen del líder, sino que también aumentará la confianza en la institución y el Estado en general.
En última instancia, debemos recordar que las entidades públicas están para servir a la sociedad, y no para servir a los líderes que las representan. La comunicación debe ser utilizada para construir confianza y reputación, así como destacar sus políticas y proyectos. La priorización de la imagen del líder por encima de los objetivos institucionales solo socava su credibilidad y por ende del organismo que representa en un momento determinado.
La comunicación en el Estado tiene que centrarse en las prioridades institucionales y jamás en la imagen de los personajes públicos, pues no debe ser vista como una herramienta de relaciones públicas, sino como un instrumento para el servicio público. Solo de esta manera podremos lograr que las instituciones públicas cumplan con su deber de trabajar por el bienestar de la sociedad y sus contribuyentes.
* Vicerrector Académico de la Universidad Privada Peruano Alemana – UPAL. Senior Ambassador Aerospace Education Iniciative.