Sueño de la empresa propia

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Dicen algunos artículos que el surgimiento de la idea para crear una empresa varía en función de las circunstancias de cada persona, aunque pueden ser muchos los factores que llevan a alguien a inclinarse por un negocio concreto, en mi caso fue la oportunidad de negocio en un mercado poco atendido en el Perú. En aquel entonces era la recolección de datos mediante trabajos de campo para obtener información y en base a los resultados, elaborar estudios de ingeniería de tránsito y transporte. 

Es así que después del sueño de la empresa propia e intentar ganar mi primer millón, comencé a vivir una etapa un poco dura, intentando afrontar el mercado, que como todo en la vida es muy exigente. Si bien puedes conocer bastante de la materia y tener los profesionales idóneos, aún hay muchas vallas que tienes que superar, por citar algunos ejemplos:  el de la experiencia demostrada, o sea “papelito manda”; frase conocida que se hizo famosa hace un tiempo por el uso que de ella hizo José Portilla de la ONPE. Si no tienes certificados a nombre de la empresa no puedes demostrar experiencia y la verdad es imposible que alguien que recién esté iniciando pueda tenerlos. La otra valla es la de la cantidad de ventas realizadas en el rubro el año anterior, al no tenerlas, no calificas y por ende no puedes postular y así nunca ganas experiencia. Es así como el Estado te deja al costado y en la agonía de buscarte experiencia por ahí como puedas, pero por otro lado el mismo Estado al momento de cobrar impuestos se vuelve en tu peor pesadilla. Es como si te estuviese esperando, ni bien te detecta en el radar, el “imperio contraataca”. Como dijo alguna vez Fernando Olivera: es un monstro grande y pisa fuerte. Simplemente comienzas a ser perseguido por el recaudador de impuestos y las fuerzas de élite, con amenaza de aniquilarte cerrándote todas las puertas y luego se quedan contigo para siempre.

Pero, ¿sabes por qué?, dicen los expertos – los mismos que “no han encontrado la manera de atacar la informalidad”- que hay reportes que señalan que de cada S/ 100 soles de ventas que se mueven en la economía en el Perú, S/ 70 soles no pasan por la bancarización. Aunque el banco es otro monstruo del que ya hablaremos en otra oportunidad. Entonces, al no poder hacer nada con la informalidad y ante esta ineficiencia; concentra su poder en los profesionales independientes, en la micro, pequeña y mediana empresa formal. Recuerdo que un día me llegó una carta designándome 5 auditores para la revisión de mis ventas y compras. Desde ese momento me hago siempre estas preguntas: ¿cuentan con tantos empleados?, ¿cuánto gana cada empleado?, ¿no sería mejor que todo esté sistematizado? Son preguntas sin resolver hasta el momento. 

Eran mediados del año 2014 y por casualidades de la vida me encontraba internado en una clínica sin poder recibir una visita porque me había contagiado de la pandemia de aquella vez:  la influenza H1N1 infección viral que ataca el sistema respiratorio — la nariz, la garganta y los pulmones- que por el mal tratamiento que me dieron los médicos de las clínicas Maison de Santé y Anglo Americana, terminé internado por 07 días en la clínica San Pablo. Gracias a Dios uno se cruza con buenos médicos y por otra casualidad de la vida, me recomendaron al doctor Alejandro Peña, buen neumólogo y gran profesional y amigo que al día de hoy incluso atiende a toda mi familia. Es con el buen tratamiento que recibí de él, pude retornar vivo a mi casa. Recuerdo que mi contadora me estaba bombardeando de mensajes de texto indicándome que había solicitado prórrogas para la auditoría antes citada, pero tenía algunas dificultades con la solicitud de postergaciones mezquinas. Aun así, el esperado día llegó y arribaron 3 auditores. Me encontraba aún convaleciente, con mi mascarilla puesta y con pañuelo en mano al costado de mi contadora. Comenzamos atenderlos. Al enterarse de mi virus, los jóvenes auditores pero envalentonados, aunque estaban súper asustados querían continuar con la auditoria y lo único que me decían a cada rato: era que solo estaban cumpliendo un trabajo; por un lado, para mí era comprensible; en algún momento podría ser uno de mis hijos haciendo ese trabajo, pero por otro lado también estaba el fastidio de que te estén haciendo eso. No contentos que habíamos pagado el 18% de impuestos de todas las ventas efectuadas durante el año y el 30% de renta anual, los jóvenes auditores asustados se enfocaban en pasar por el escáner del ojo todas las ventas y las compras y querían un poco mas, es como si adivinaran o sospecharan algo y para mi mala suerte no encontraron unos comprobantes, y comenzó el llenado del formato de una multa. En ese momento quería que otra vez me dé la influenza y poder estar internado en la Clínica, sin embargo, intentas “ponerte fuerte” y comienzas a reclamar, pero no puedes hacer nada y como una luz al fondo del túnel te dan la alternativa de poder fraccionar la multa en muy cómodas cuotas, pasas la saliva una y otra vez y lo único que te queda es aceptar y firmar tu sentencia.

Han pasado muchos años, nunca seremos amigos de los recaudadores, pero igual tenemos que convivir con ellos, pero desde esa experiencia cada vez que voy a consumir algo intento “matar” si alguien no me quiere dar un comprobante de pago, camino siempre mirando adelante y atrás, y veo un acompañante en forma de una sombra de nieve oscura con pasos agigantados acompañándome y mirándome, es como si me hubiera quedado traumado. Te obligan a guardar todos tus comprobantes de pago por 5 años, pero en mi caso han pasado 12 años y aún sigo guardándolos, por si en algún momento se les ocurre cambiar la norma, en el Perú todo puede pasar.

Como acostumbramos decir coloquialmente en el Perú, me imagino que es el “pago de derecho de piso”, pero al final y al cabo, eso nos ayuda a fortalecernos más y a seguir trabajando con más ahínco. Para nuestra buena suerte siempre hay algo hacer, siempre necesitan de una micro o pequeña empresa, y está demostrado a lo largo del tiempo y en la mayoría de países (desarrollados y en vías de desarrollo), que somos un componente importante de la economía. En muchos casos, somos la base de las medianas y grandes empresas, y hoy estamos siendo golpeados más que nunca por esta pandemia mundial, pero de ese tema, ya hablaremos en otra oportunidad.

* CEO en EDSA Asociados SAC

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